Quiero ser soldado, con o sin vocación

Quiero ser soldado, con o sin vocación

Sevilla es la tercera ciudad con más aspirantes a recluta, una salida profesional con gran demanda porque ofrece formación y aventura. Eso sí, no todo es perfecto

 Nicol Jiménez /Sevilla /18 nov 2015 / 19:56 h.

Casi 5.000 personas se han presentado este año en Sevilla a las pruebas para ser soldado del ejército español. En total, se ofertaron 3.450 plazas para 60.069 aspirantes, de los que 4.775 eran sevillanos. La capital andaluza es, tras Madrid y Cádiz, la tercera ciudad con más demanda. Eso sí, solo 220 personas lograron su objetivo. Una meta que para muchos jóvenes se ha convertido en una salida profesional, con o sin vocación.

En pocas empresas se ofrece «sueldo, formación, alojamiento, manutención, acción y aventura». Así lo cree Juan Manuel, un joven de la provincia que optó por esta carrera para evitar el «negro panorama» laboral y social de su pueblo. «Algunos –comenta– buscan salir fuera y vivir aventuras, pero otros compañeros quieren tener un trabajo seguro cerca de casa». Eso sí, no todo es perfecto en el ejército. Por ejemplo, no hay plazas para todos y las pruebas físicas son para la mujer «una barrera bastante grande e incomprensible».

Así lo creen los responsables del Área de Reclutamiento de la Subdelegación de Defensa de Sevilla, quienes nos explican cómo es el proceso de selección, cómo ha cambiado el perfil del recluta y cómo es el ejército de 2015. Todos ellos certifican que el ejército ahora es «totalmente profesional» y que sus miembros tienen un mayor nivel de formación.

«Es una salida profesional tanto si es vocacional como si no porque tras unos años de contrato, como si fuera una empresa cualquiera, el soldado puede volver al ámbito civil», tras haber recibido una valiosa formación en la mayoría de los casos.

Pero, ¿qué cobra un soldado? Según nos explican en la sede de Eduardo Dato, la nómina está entre los 950 y 1.200 euros, aunque depende de la unidad, complementos o trienios. Para muchos es un sueldo bajo, pero «tenemos alojamiento y comida gratis», añade Juan Manuel, quien tiene claro que quiere aprender un oficio y, al mismo tiempo, progresar en la carrera militar. «Ya veremos cuántos años estoy, pero por ahora me gusta», apostilla el recluta.

«Defensa oferta 49 especialidades diferentes a tropa y marinería. Desarrollan su trabajo dentro del ejército, con formación continua y uso de nuevas tecnologías. Y hay convenios con Educación para convalidar esa formación», señalan los militares. De los oficios más demandados: mantenimiento de aeronaves, conducción de maquinaria pesada (vinculado en la calle a altos sueldos y de ahí el interés de los jóvenes por formarse), informática, hostelería, monitor de equitación, electricidad, enfermería… El abanico es amplio.

Y, además, se puede estudiar una carrera universitaria. Defensa ya tiene una escuela universitaria para oficiales, por la adaptación al Plan de Bolonia. Dependiendo del ejército ofrecen una ingeniería diferente: en la Armada, el grado de Ingeniería Mecánica; en Tierra y Aire, de Organización. «Un chaval de 18 o 19 años saldría a los cinco años como alférez de navío e Ingeniería Mecánica», aseguran.

Pero para «éxito», el de la carrera de Medicina. Ya se cursa a través de Defensa, con profesores del ejército y con un periodo de prácticas en hospitales militares. «A los seis años se puede obtener el título. Estamos teniendo un gran éxito con esta opción», defienden.

Eso sí, para entrar en la escala oficial se necesitan «estudios universitarios o bien tener una buena nota en selectividad y bachillerato en asignaturas de ingeniería o biología y química para los que quieren hacer Medicina». Para soldado raso, en 2015 el requisito mínimo ha sido haber cursado cuarto de ESO.

Y para los ya licenciados en Psicología, Farmacia, Veterinaria o Ingeniería, por ejemplo, hay otra rama del ejército en la que se entra por oposición para ejercer la profesión dentro del ejército. «Porque mucha gente con vocación militar inicia una carrera civil y, después, se plantea y quiere trabajar en el ejército», señala la jefa de Psicología del Área de Reclutamiento de la Subdelegación de Defensa de Sevilla. La capitán afirma que no hay «un motivo para que no aumente el número de mujeres».

Sus compañeros matizan. La presencia de las mujeres se mantiene prácticamente igual desde 2007, si bien bajó en 2015 por las pruebas físicas, incrementadas para el ejército de Tierra. «Al subirse el nivel las mujeres se quedaron un poco estancadas». «Se notó el hachazo». ¿Medidas para que la mujer esté más cómoda? «No, hay igualdad en la profesión. La única diferencia son las pruebas físicas, que son menores y muy elementales. No hay medidas a favor del hombre ni de la mujer». «Es una oposición para un trabajo en la administración y depende de la capacidad de cada uno». La presencia de la mujer en el ejército está entre un 11 y un 16 por ciento. Eso sí, las mujeres que se presentan son «más vocacionales».

En el caso de que un soldado no quiera desarrollar su carrera promocionando, se hacen contratos de tres años renovables, hasta el quinto año que se le presenta el contrato de larga durabilidad que llega hasta los 45 años. Entonces, o se hace permanente previa oposición o vuelve al estado civil con una remuneración del Estado prefijada. Pero, ¿cómo se recicla para la vida civil una persona que ha estado 15 años en el ejército?

Estas personas tienen derecho a hasta dos años de paro y a una asignación anual de 7.200 euros hasta la jubilación compatible con un trabajo fuera de la administración. Según fuentes del Ministerio de Defensa, a partir de 2025 estas asignaciones podrían suponer hasta 200 millones de euros para el Ministerio.

La Asociación de Militares Tropa y Marinería (AMTM) y la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) critican este coste y creen que sería «más rentable» para el Estado permitir que estas personas continúen desempeñando trabajos en la Administración.

Con todo, para llegar hasta aquí hay que pasar un proceso selectivo que se inicia con la publicación de la convocatoria para ingresar en los centros de formación de tropa y marinería. En 2015 ha habido dos ciclos de selección, que se inician con un concurso oposición en la primera fase. Primero se valoran méritos generales, académicos y militares (permiso de conducir, idiomas, licenciaturas…) y, después, se realiza un test de aptitudes que mide siete factores: verbal, numérico, espacial, atención, memoria, abstracto y mecánico. Pruebas psicotécnicas que descartan patalogías como depresión, psicopatías o desviación psicopática, paranoidismo, extraversión-introversión, estabilidad social y sinceridad, psicosis…

En la segunda fase, a la que acceden un total de aspirantes igual que el número de plazas ofertadas por un determinado factor multiplicador (este año fue 4 para cubrir posibles bajas), se lleva a cabo un reconocimiento médico y pruebas de aptitud física que son eliminatorias, se es apto o no. Además, se incluye test de drogas y de embarazo. En el caso de que la aspirante esté embarazada se le reserva la plaza durante un año.

Salto de longitud sin carrera, abdominales, flexo-tensiones de brazos y carrera de ida y vuelta y prueba de resistencia cardiorrespiratoria. Estas son las pruebas físicas, con cuatro niveles según los ejércitos. Tierra suele pedir el D, el más alto, Armada y Aire, los siguientes. Mujeres y hombres tienen metas físicas distintas y no cambian desde hace años.

Finalmente, se asignan las plazas y los aspirantes se incorporan a los centros de formación durante dos meses. Después le esperan sus destinos.

ENTRE LA CRISIS Y LA «BUENA IMAGEN»

Con la llegada de la crisis se disparó el número de aspirantes a recluta, llegando un boom en 2009 con 9.479 demandantes sólo en Sevilla. Eso sí, ese año se ofertaron en el país más de 15.000 plazas, mientras que en 2012 fueron cero. En 2014 y 2015 salieron más de 3.000, lo que ha provocado que se mantenga una demanda muy alta, según Defensa, no solo por la depresión económica del país sino por la «concienciación» y la «buena imagen» de las fuerzas armadas. En cuanto al número de extranjeros, en Sevilla pasó de casi un ocho por ciento de aspirantes en 2007 al 0,65 por ciento en 2015. La razón: ya no hay cupo específico. Para más información www.reclutamiento.defensa.gob.es o 902 4321 00.

 Fuente: El correo de Andalucia

2 Respuestas

  1. José Manuel Calvo Go dice:

    La vocación se trabaja con la repetición, con el día a día, considero que una actitud intensa, hay que probarla durante un tiempo, hemos de crear oportunidades y caminar hacia la dignidad; cuantas más oportunidades , más posibilidades de tener una oportunidad satisfactoria para todos.

  2. jj dice:

    muy bien chico HAY QUE PROBARA POR UN TIEMPO , y para que tu pruebes ,personas con 25 años de esperiencia, patada en los huevos y a la CALLE…muy bien sino me gusta me voy con mi mama.