Las asociaciones profesionales militares ASFASPRO, ATME y UMT rechazan asistir al Pleno Extraordinario del Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas en que se tratarán las medidas de apoyo a las asociaciones militares

Las tres asociaciones se niegan a mercadear con las retribuciones para el personal militar a cambio de vagas mejoras en el terreno de los derechos asociativos que ofrece el Ministerio de Defensa.

Madrid, 18 de mayo de 2022.

Tres de las cinco asociaciones profesionales con presencia en el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas han declinado asistir al pleno extraordinario de hoy en el que el Ministerio de Defensa lleva el proyecto de Orden Ministerial de medios para las asociaciones. Puede parecer un contrasentido pero resulta ser un acto de coherencia. La triste realidad es que el Ministerio de Defensa ofrece poco, muy poco, y sigue anclado al pasado al no promocionar la actividad asociativa profesional en el seno de las Fuerzas Armadas ni abrir las puertas de las unidades al movimiento imparable del asociacionismo.

El movimiento del Ministerio de Defensa para promover el asociacionismo militar llega con años de retraso. En la sesión del 12 de diciembre de 2017 la Comisión de Defensa del Congreso (BOCG-12-D-272, de 21 de diciembre de 2017) aprobó una proposición no de ley (PNL) que instaba a desarrollar medidas para facilitar las actividades asociativas profesionales, tales como utilización de locales y espacios, actividades en unidades y regulación de las condiciones de los representantes asociativos. La propuesta ministerial se limita, sin embargo, a ofrecer subvenciones –sin clarificar los requisitos para su concesión- y ampliar unos pocos créditos horarios para los representantes asociativos. Pero ni un paso claro y decidido para favorecer la comunicación de las asociaciones con el colectivo cuyos intereses profesionales defienden.

ASFASPRO, ATME y UMT han elaborado y cursado sendos informes al proyecto, pero no ven ninguna receptividad del Ministerio a sus posicionamientos. Las asociaciones proponen medidas que no cuestan dinero, pero requieren voluntad -que el Ministerio de Defensa no tiene- para facilitar el contacto entre los profesionales y las asociaciones facilitando la presencia de éstas en las unidades, así como la representación en el COPERFAS mediante elecciones democráticas, lo que debe primar frente a otras medidas. Al contrario, persiste la falta de diálogo, sin que la ministra Robles haya respondido a las reiteradas solicitudes de reunión realizadas por las asociaciones.

La misma falta de voluntad recalcitrante que Defensa manifiesta una y otra vez negándose a mejorar las retribuciones de su personal, el peor pagado de la Administración. Casualmente, cuando las asociaciones profesionales están dando la batalla por las retribuciones (con una manifestación convocada a pocos días de la Cumbre de la OTAN en Madrid) el Ministerio de Defensa se saca de la manga unas subvenciones para las asociaciones que más parecen un intento de desactivar las protestas que una forma leal de materializar la PNL mediante la que el Congreso instaba a dar medidas a las asociaciones.

Antes que ser convidados de piedra ante el rodillo ministerial, las tres asociaciones (ASFASPRO, ATME y UMT) prefieren no servir de coartada a fuegos de artificio que el Ministerio de Defensa venderá como grandes avances.