Luis Fernando Durán, 24 años de juez feliz.

EL PROTAGONISTA EN EL ATLETISMO EXTREMEÑO

El cacereño, orgulloso de la distinción nacional como el más destacado del pasado año

José María Ortiz 18/01/2017 En la pista 8 Luis Fernando Durán, ayer en las instalaciones de la Ciudad Deportiva. - FRANCIS VILLEGAS

  • En la pista 8 Luis Fernando Durán, ayer en las instalaciones de la Ciudad Deportiva. – FRANCIS VILLEGAS
A Luis Fernando Durán (Cáceres, 25 de marzo de 1975), como él mismo reconoce, no le llamaba la atención deporte alguno. Era el año 92 y su padrino, Félix Parro, le cambió la vida radicalmente reclutándole para la nómina de jueces del atletismo extremeño, en la que no ha parado de crecer. Estuvo en el Campeonato de España de Cross y desde entonces está ejerciendo como tal, disfrutando cada día. Él mismo dice que es «vocación», tardía, sí, pero «vocación» absoluta.

800 competiciones después y ya como presidente del comité regional, el próximo sábado será un día especial para él: ese día recibirá el premio a mejor juez español del pasado año en la gala federativa. Y lo hace con sumo orgullo: «para mí es un reconocimiento muy importante porque han sido mis propios compañeros los que me han elegido», dice en la Ciudad Deportiva de Cáceres, esa instalación que tan bien conoce, como las del Cefot, donde tiene su otra vida como militar profesional tras conseguir plaza en una oposición en el año 1998 y que le permite compaginarlo con el atletismo.

En casi 25 años, solamente ha enseñado dos tarjetas rojas y ha contribuido a que en las categorías inferiores de marcha Extremadura ha permitido que la reglamentación se adapte a los nuevos tiempos, pudiendo los corredores rectificar tras explicaciones de los propios jueces.

«Aqu tienes que implicarte y gustarte lo que haces», dice Durán, quien saluda que jueces y deportistas puedan «tomar una cerveza juntos» tras las competiciones, algo impensable en otros deportes. Por eso su vocación no tiene fecha de caducidad. «Ni lo pienso», proclama.

Fuente: El Periódico de Extremadura