La última lucha del soldado herido en Afganistán por cobrar su pensión.

Merino denuncia que Defensa no ha cumplido la sentencia del TSJ que obliga a pagarle por accidente en acto de servicio

francisco valero 16.10.2016 | 18:55

La última lucha del soldado herido en Afganistán por cobrar su pensión

  • III Bandera Paracaidista de Alcantarilla
    Estuvo destinado en Afganistán desde septiembre de 2004 hasta noviembre de ese mismo año, cuando sufrió el primer accidente.
  • Unidad de Formación de la Brigada
    Paracaidista Desde finales de 2004 hasta 2011 en Javalí.
  • Brigada de la Legión en Viator
    Llegó en 2011 y en septiembre sufrió la segunda caída en la base militar Álvarez de Sotomayor.
  • Baja de las Fuerzas Armadas
    El BOE reflejó en octubre de 2013 que estaba fuera de las fuerzas armadas.
  • Sentencia del TSJ
    El fallo del TSJ anula la resolución de Defensa, falla que la lesión medular se adquirió en acto de servicio y declara el derecho a percibir una pensión.
El soldado Andrés Merino sufrió seis hernias tras dos accidentes (en Afganistán y en Almería), pero fue apartado de las Fuerzas Armadas sin reconocerle que padeció las patologías en acto de servicio. El TSJ obligó al ministerio de Defensa a pagarle una pensión, pero, cinco meses después, no ha cumplido la sentencia.

­Desde el accidente en Afganistán en 2004, la vida se tornó en una lucha constante y a contracorriente para el soldado Andrés Merino (Cartagena, 1976). Continuó ejecutando maniobras militares aun cuando arrastraba una lesión de tres hernias discales y después ejerció como legionario en Almería hasta que la columna se volvió a romper en una segunda caída en 2011, también de servicio. Siguió luchando: ya con seis hernias diagnosticadas, pasó dos veces por el quirófano y se le reconoció una minusvalía del 16%. Y aún soportó el golpe más despiadado, el definitivo: el soldado Merino quedaba en 2013 fuera de las Fuerzas Armadas por «insuficiencia de condiciones psicofísicas, ajena a acto de servicio», una medida decretada por la subsecretaría de Defensa. Es decir, estaba despedido y sin derecho a pensión.

Tampoco se rindió: Merino hizo pública su historia y la llevó a los tribunales. Y emprendió una caminata de 19 días desde Las Torres de Cotillas hasta Madrid, apoyado en sus muletas, para demostrarle al ministro de Defensa, Pedro Morenés, que «no estaba acabado» y que, por tanto, «podía ser readmitido» o, en su defecto, «cobrar una pensión compensatoria», la que el Ministerio le denegaba porque no admitía «una relación causa?efecto» con los dos accidentes, que achacaba a un «origen desconocido». El ministro nunca le recibió.

Tres años después y tras ver cómo le rechazaban dos recursos por la jurisdicción militar, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Región de Murcia dio la razón al soldado: anulaba la resolución de 2013, declaraba que la lesión fue «adquirida con posterioridad a su ingreso en las Fuerzas Armadas» y fijaba su derecho a percibir una pensión.

Y, sin embargo, cuando la lucha había alcanzado la victoria, emerge el último revés: «El ministerio de Defensa todavía no cumplido la sentencia a fecha de hoy», revela a este diario Andrés Merino. Han pasado cinco meses desde el fallo (dictado el 18 de mayo de este año) y él no ha percibido la pensión. «No sólo han incumplido la sentencia», denuncia Merino, «sino que me intentan comprar con un pago único, cuando la sentencia es inamovible, es firme». Y detalla, molesto: «Me enviaron un correo electrónico ofreciéndome un pago único con una solicitud para que se la devuelva firmada y así me olvide de todo».

Residente en Burgos
Lo cuenta «indignado e impotente» desde un pueblo de Burgos, donde reside en casa de los abuelos tras verse obligado a abandonar Las Torres de Cotillas, la vivienda que moró con su esposa cuando era soldado. Tras rescindirle el contrato, se quedó sin trabajo, sin sueldo, sin nada: «No pude hacer frente a las facturas ni a la hipoteca, me quedé prácticamente en la calle». Merino y su mujer tienen seis hijos.

Y aún quería regresar al ejército, pese a todo. «Le decía a mi mujer: me pongo el uniforme y vuelvo. Ahora ya no», sostiene antes de zanjar: «Me han engañado. Mis jefes, que son quienes tenían que defenderme y protegerme, fueron los primeros que me dejaron tirado».

Hermano, primo y sobrino de militares y policías, Merino se había alistado por vocación. «Yo creía en esto, me encantaba mi trabajo. En el servicio militar me inculcaron unos valores y ahora me doy cuenta de que era todo mentira. ¿Para qué me he jugado yo la vida 14 años?».

Lejos quedaban sus tres meses destinado en Afganistán, truncados sólo dos días antes de volver a España, en el repliege de su campamento, cuando Merino se cayó de un camión que arrancó por error mientras recogían las tiendas de campaña y por lo que fue declarado ‘apto con limitación de grado 3’. Atrás quedaba también su breve periplo «forzoso» en Viator (Almería) como legionario en la base militar Álvarez de Sotomayor, a pesar de que «me tenían que haber mandado a una oficina, a un sitio tranquilo», y donde sufrió «la caída más tonta del mundo». Un resbalón por unas escaleras cuando corrían para formar y la columna lo pagó de nuevo. Le implantaron seis tornillos de titanio y dos placas metálicas.

Otra partida a Madrid
El silencio sobre la sentencia del TSJ es la gota que colma el vaso. «Parece mentira que no me conozcan, que estos señores no hayan aprendido nada», dice antes de anunciar: «Estoy preparando la mochila y me voy para Madrid (esta vez en coche, no andando). Haciéndome notar es la única manera de que me hagan caso».

Pero esta vez no va a ser como la última, advierte Merino. «Entonces me prometieron que lo iban a solucionar. Ahora no tengo nada que perder; ya lo he perdido todo. Es lo único que me queda: o esa gente me paga y me da una pensión… Voy a por ellos. Esto acaba de empezar».

Fuente: La Opinión de Murcia

2 Respuestas

  1. antgardia dice:

    la verdad, vergonzoso uno se deja la vida por su país y asi se le paga, sin derecho a nada y siendo las secuelas de por vida

  2. sergio dice:

    ya podriamos aprender algo de estados unidos en este aspecto que tratan a sus soldados con dignidad.

    Tenemos soldados dando el callo por medio mundo con salarios de 900 euros mensuales y contratos temporales, ejercito profesional dicen algunos…si, pero solo para exigirles.