El Complemento de Dedicación Especial, arma de castigo ante quien “se vaya de la lengua”

El Batallón Montejurra I/66 ha castigado a una parte de sus miembros con la retirada del CDE

Leganés, 18 mayo de 2020

Desde la Asociación de Tropa y Marinería Española “ATME” se ha solicitado, en diversas ocasiones, información sobre problemas que estaban afectando al personal militar de la escala de tropa destinado en el Batallón de Cazadores de Montaña Montejurra I/66, ubicado en Berrioplano (Navarra).

ATME es conocedora de la escasa simpatía que su actuación produce en algunos de sus cuadros de mando, al haberse convertido en un instrumento, legal y legítimo, a quién sus socios realizan consultas y ponen en su conocimiento ciertas conductas que, la Asociación, traslada al Ministerio de Defensa para su conocimiento.

En las últimas semanas, con ocasión de las actuaciones de la citada Unidad en relación a la pandemia del COVID-19, se han trasladado informaciones referentes a la utilización de “retretes de circunstancias” (07.04.20) en su misión de vigilancia en la frontera con Francia, utilizados bajo la excusa de no tener tiempo ni medios para llevar urinarios químicos, pese a tener constancia que por lo menos una empresa se había ofrecido a instalarlos sin problema en cuanto fueran autorizados; así como los problemas surgidos en la desinfección  de la residencia de ancianos “Real Casa de la Misericordia” en Tudela (04.04.20), donde los intervinientes fueron obligados a reutilizar el material de protección sanitario. La primera pregunta, incluso, ha dado lugar a una pregunta parlamentaria para ser respondida por escrito.

Todos los componentes de esta Unidad pueden percibir el Complemento de Dedicación Especial (CDE), salvo que el jefe de unidad determine lo contrario, en un porcentaje superior al cobrado en otras unidades peninsulares. Un soldado, cuyo sueldo neto ronda los 1.000 € mensuales, puede cobrar por este concepto unos 300 € adicionales.

Este complemento, casi un tercio del sueldo, puede ser retirado a criterio del jefe de la unidad, por lo que no es raro que sea utilizado como una espada de Damocles para castigar a los subordinados cuando su actuación no es del agrado de sus mandos. Desde ATME se ha tenido conocimiento que, con ocasión de las dos informaciones trasladadas anteriormente, parte de sus integrantes han visto como les eran retirado el citado complemento.

Con sueldos paupérrimos, sobre todo dado el nivel de vida de la zona donde está ubicada la unidad, donde un porcentaje del mismo puede ser retirado sin dar explicación alguna, no es difícil entender que la inmensa mayoría de ellos opten por el mutismo, cosa que caracteriza a este tipo de unidades; si a esto le añadimos las ampliaciones de compromiso periódicas y los informes de calificación personal (IPEC), hacemos un coctel imposible de digerir para la tropa.

ATME no cejará en su empeño de proteger a sus socios, con todos los medios legales a su alcance para corregir cualquier conduta que pudiera considerarse arbitraria.

Lamentablemente, aún es necesario recordar uno de los principios básicos que debe regir la conducta del militar, tal como marca el Artículo 18 de las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas: “Propiciará, con su actuación, que la justicia impere en las Fuerzas Armadas de tal modo que nadie tenga nada que esperar del favor ni temer de la arbitrariedad”.